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¡APLASTADOS EN EL QUISQUEYA! EL LICEY HUMILLA A LAS ÁGUILAS CON UN IMPONENTE 25-3 EN UN JUEGO PARA LA HISTORIA

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La Verdad Sin Malicia

Santo Domingo, R.D.- La noche del martes se vivió una verdadera masacre en el Estadio Quisqueya Juan Marichal, donde los Tigres del Licey protagonizaron un espectáculo sin precedentes al derrotar de manera vergonzosa a las Águilas Cibaeñas con un abultado marcador de 25 carreras por 3. Este resultado no solo quedará grabado en la memoria de los fanáticos, sino que pasará a los libros como uno de los juegos más humillantes de la historia del béisbol dominicano.

Desde el primer inning, los Tigres demostraron que no estaban dispuestos a ceder terreno. Con batazos oportunos y un despliegue ofensivo imparable, el Licey destrozó el pitcheo aguilucho, anotando carrera tras carrera en un festín ofensivo que dejó boquiabiertos a los más escépticos. Cada jonrón y cada hit resonaba como un rugido en el coloso capitalino, donde los fanáticos liceístas desbordaban alegría y celebraban al unísono: “¡Licey campeón!”

Mientras tanto, en el lado opuesto, los fanáticos de las Águilas vivían una pesadilla. Los rostros cabizbajos, las miradas perdidas y los suspiros de desilusión se apoderaron de las gradas amarillas, quienes vieron cómo su equipo era completamente desarmado. El abismo entre los dos equipos quedó en evidencia, y el marcador final de 25-3 dejó en claro que no hubo piedad alguna en el terreno de juego.

UN ESTADIO QUE TEMBLÓ DE ALEGRÍA
La emoción en el Estadio Quisqueya era indescriptible. Con cada carrera anotada, los fanáticos del Licey parecían levantar el estadio, celebrando con cánticos, aplausos y un ambiente de fiesta que no se vivía en mucho tiempo. El estadio literalmente tembló de alegría, mientras el rugir azul dominaba el escenario.

“¡Esto es historia! Nunca había visto algo así. Hoy el Licey demostró por qué somos el equipo más grande de la pelota dominicana”, declaró un fanático azul, eufórico, con una bandera del equipo ondeando al viento.

En contraste, las Águilas Cibaeñas vivieron uno de los momentos más oscuros de su rica historia en el béisbol. “Nos destrozaron… esto no es solo una derrota, es una humillación”, comentó un aficionado aguilucho mientras abandonaba el estadio antes del noveno inning.

UN JUEGO QUE MARCA UNA ERA
Este partido no solo significó una victoria para el Licey, sino que reafirmó su supremacía en el clásico rival del béisbol dominicano. Los Tigres demostraron su poderío y dejaron claro que están listos para luchar por el campeonato, mientras que las Águilas tendrán que hacer ajustes serios si quieren redimirse de este golpe histórico.

En la capital, la celebración azul continuará por días, mientras los aficionados aguiluchos intentan pasar la página de una noche que desearían olvidar. Sin lugar a dudas, este encuentro será recordado como el juego de la vergüenza para las Águilas y el partido de la gloria para el Licey.

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